Curitiba

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jueves, 8 de diciembre de 2011

Y hoy son 4

Es tan indescriptible la alegría que siento, los amigos que he hecho, lo que he aprendido y todo lo que he madurado.

De verdad Brasil es mi segunda patria, de verdad siento esa emoción y esa alegría corriendo por mis venas, de verdad nunca pensé sentirla. Ahora la siento.

Quien dijera que con un intercambio se puede lograr tanto? Es así mismo, todo cambia.


Quien dijera que hace 4 meses llegue al aeropuerto de São José dos Pinhais, perteneciente a la región metropolitana de Curitiba, con una maleta de kilitos de más, un sombrero charro que al pasar llamada la atención, la compañía tan indespensable de otra mexicana que viajaba conmigo con mi mismo propósito, con la misma emoción. Es ese dolor de panza que se siente cuando estás nervioso, es esa risa de oreja a oreja por conocer un nuevo lugar y era esa sensación de miedo de saber que iría a vivir 1 año con una familia que ni conocía, que ni me conocían. Llego con lágrimas que querían caer y con un cuerpo que quería descansar. Caminando hacia la salida iba pensando que será de mi si a ellos no les agrado, que sucederá si ellos no están felices de mi llegada, luego se abrió la puerta autómatica de salida, vi al frente y no distinguí a nadie, estaba triste pensando que nadie había ido por mí y que tenía que esperar, que no sería lo mismo, luego caminé unos pasos y miré hacia la izquierda, aún no podía distinguir a alguien, no encontraba a ninguno de las fotos, a nadie que imaginará que estaría esperando por mí, caminé más, miré hacia la derecha y escuché un grito de "JUAN!!", no lo podía creer, alguien me estaba llamando y no encontraba a la persona que lo hacía, busqué bien y escuché otro grito diciendo "BEM-VINDO JUAN!!" y al fin pude observar una pancarta con mi nombre y unas 8 personas sosteniendola, lo peor es que no reconocí a nadie, solo solté mi maleta y mi sombrero, corrí hacia ellos sin saber a quien me dirigía, lo que sabía es que era alguien que llamaba por mí, y la lágrima desapareció de mi rosto y convirtió en una sonrisa y con un fuerte abrazo demostré como me sentí aquel día, continué abrazando a los demás y ni me había dado cuenta que con la mexicana que venía ya no estaba a mi lado, luego vi la cara de un jóven más o menos como de mi edad, lo abracé y recordé que era mi hermano que había visto en fotos, y pensé "Si es aquí, estoy en casa" luego encontré a una señora que pensando que era mi mamá abracé con mucho cariño, ellos me hablaban y no se como fue que entendí y nos tomamos una foto, gracias a dios mi heramano hablaba español y tenía con quien comunicarme y fue por lo que me dijo que teníamos que irnos para nuestra casa, me ayudó con mi maleta y me fui con la mujer que pensaba que era mi mamá, en el camino hablé con mi hermano en español sobre mi viaje, el traducía nuestra conversación con la señora, como ella me había dicho que si yo le hablaba español ella iba a enteder y que no había problema y después de hablar me di cuenta que ella solo era la esposa de mi consejero, luego comenzaron a habalr de como había sido el intercambio de mi hermano que hizo en Alemania y fue por eso que tomé mi cámara y comencé a sacar las primeras fotos en Brasil, sabía eso y era lo que me daba mucha emoción, luego de como medio hora de camino, llegamos a mi casa. Era en realidad un departamento que al verlo me dije que excelente, estoy en un lugar hermoso, mi hermano mientras hablaba con el me enseñó la casa y mi cuarto, era el cuarto de su heraman, pero aunque fuera algo femenino era cómodo para mí. Después de eso comencé a desempacar, estaba muy cansado y ya quería dormir, en eso veo a una señora bien vestida y algo conocida y me recibió con un "oi" que significa hola en español, dejé lo que estaba haciendo y corrí para darle un abrazo, definitivamente ella era la señora de las fotos por lo que tenia que ser mi mamá, luego mediante mi hermano traduciendo pudimos platicar uno poco. Así pasó una semana y pude conocer a mi papá que trabajaba en otra ciudad y pude conocer a mi hermano, ellos también sin duda muy amables. Mi mamá me llevó a la escuela y me enseñó a como usar el bus. Con ayuda de mi familia fui aprendiendo poco a poco portugués y eso hacía que me adaptara más con ellos. A la semana me dije a mi mismo, ESTO ES UN AÑO SIN MI FAMILIA, y vi lo diferente que era, la realidad, pero no por eso ahora digo que no me gusta estar aqui porque en realidad disfruto de cada momento, solo es cuestión de tiempo. Amé la comida, amé mi familia y amé mi ciudad, ya era hora de conocer a los intercambistas y a las personas que serían mis amigos.

Más sin embargo eso es otra historia que otro día les puedo contar.

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